Cuando supe tu sexo no pude evitar llorar. Una mezcla de desgracia y desconsuelo me inundaron. Sentí el ahogo de una ilusión perversa de haber deseado siempre un varón.
Me cuestioné muchos días mi reacción. Avergonzadamente lo comenté con mi círculo de mujeres y descubrí, que bajo ese falso temor al machismo que afecta en nuestra sociedad, que solo actuaba como careta para mis miedos, había una verdad aun más profunda.
El legado femenino en mi adn, este matriarcado que persigue mi aura lunar, me volvía a aplastar. Y ahora no era solo a mi, era a esta pequeña criatura que salía de mi útero a este mundo superfluo y cruel y a una familia marcada de mujeres intensas, trágicas y dramáticas.Lo sublime de la feminidad se perdía entre rígidos esquemas del arte más hermoso y dramático que marcaban nuestras generaciones.
Ahora, veo tus ojos.. y poco a poco, muy pero muy lentamente vislumbro, que gradualmente comprenderé la lógica de esta cadena dramática de amor.
Solo pido poder hacerte feliz hasta donde llegue mi propio latir.
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