La Cleme sueña sueños recurrentes, alguna vez había sido la angustia por subir una escala de plasticina, y ahora era la verguenza de una desnudez indecorosa ante una sociedad anónima.
La angustia se liberó en el vuelo de concretar un sueño, pero la Cleme ahora no sabía si esta verguenz aajena se liberaría en algo bello. La verguenza ajena se transforma es un excremento pegado difícil de remover.
Verguenza de un gobierno sin color, sin rostro, ni partido político, un reino negro y podrido, vendido a la ambición de un imperio fantasma. Es el reino mundial que nos domina, es el imperio comprando nuestro país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario