septiembre 09, 2010

la fiebre me hace reflexionar por todos estos meses de non-stop. se torno desde un ataque a mi ego hasta la sanación a los resultados de un macro error. "yo nunca me enfermo" retumba en mi cabeza con la inyección de la humildad. me concentro en mi origen y en mis sueños de niña. veo el mar. me concentro en mis fotos de bellos tiempos en esa masa fresca azul y dócil que se adecua a mi cuerpo, me traspasa y me contiene. me concentro en su brillo como máxima expresión de su vínculo con el dios sol. como el pigmento que señaló Andahazi en su libro 'el secreto de los flamencos' donde era un ingrediente mágico y etéreo para sus obras. para mi ese pigmento era un brillo mágico, q lo relaciono con este brillo incoloro que resalta de las aguas y me habla y me recuerda el camino. la fiebre me vuelve a hablar y me recuerda que el cuerpo se enferma y la mente debiera descansar. el camino me recuerda que los pies van envejeciendo, el camino se alarga y los zapatos no son eternos. viajando al origen, me concentro en el camino. mi luz la sometí a un reloj y se oxidó. no olvidemos el cuidado de nuestros campos magnéticos, no abusemos de su condición de masa plasticinosa. soy luz afiebrada. purificación.

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