Cuando las salivas se mezclan entre innumerables personajes, los sexos se confunden facilmente entre una multitud -familiar, se comparten explosivas risas y escondidos llantos, se comparten brindis, piscolas, bailes calientes y alguna que otra confesión del corazón.
Se comparte una cama, un atracón detrás de puertas, en baños, se comparten novias y novios, se pelean amantes, se divorcian amores y se niegan insinuaciones.
Me repulsa esa falta de privacidad q observo, carencia de intimidad, las condiciones desaparecen y ya nada vale nada, el valor de un teamo ya no cabe en ningun bolsillo, y todo queda en el aire, las perritas seguirán buscándote para saciar sus necesidades avallasadoras de arrasar casi con todo lo que encuenten en su camino, y los imbéciles seguirán esperándo erectos la próxima corriente que los eleve una vez un poco mas allá.
Como relata Kundera, como Teresa recuerda el concepto de familia como un crudo campo de concentración, donde no hay lugar para la intimidad ni la privacidad. Todos duermen juntos, todos celebran juntos, despiertan juntos, comen juntos, tienen sexo juntos, los fuidos van y vienen, y todos siguen riendo casi de la misma forma, todo sigue igual. Todos son amigos.
Me repulsa este campo de concentración... y más me repulsa que participes de él, y yo observe desde la ignorancia los acontecimientos. Entre sospecha e instinto.
T entrego mi sexo, mi corazón, y quedo vacía.
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