
Y él me vuelve a visitar, es antídoto a la realidad que el adivina, es un sabor de esperanza, me recorre con sus mensajes, me sana y envuelve en tonos tenues, suaves, de perfumes adolecentes y tempranas ansias, recordando esos años del principio de enrredadas historias, y aunque tan añejas, son renovación constante, que vienen junto con algunas arrugas, algunos pesares, pero tambien con nuevas vidas, nuevas alegrias. Es un tesoro de una realidad distante, es un fantasma de la seducción perdido en una lejanía paralela. Nos volveremos a encontrar en próximas vidas.
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