noviembre 24, 2009


Luna Fucsia, eso era la chica que entre luces de colores -de esas llenas de humo, que se proyectan en tu piel- en ese mismo antro, y de movimientos con cierto aletargo y fascinación por lo oscuro me miraba de reojo. Luna negra, luna morena era ella, de colores atrevidos y sabores frutales,
rockera tropical, de risa melodiosa y promesas de evolución y revolución humana.

Mientras su amiga tambien me miraba, sonreía, bailando ella leía mi alma con cada curvilíneo movimiento.

Yo me entregaba al frenesí de una situación armónica telepática. Despues de muchos sucesos y horas, en sus calmas comprendí que mis ideas no estaban tan esquizofrénicas, eran unas brujillas del futuro. Y una de ellas, la mas guapa, poseía esa característica que no tiene nombre, eso que sin nombrarlo ya sabíamos de lo que hablábamos, y ellas reían de que yo viviera buscándolo. Y tenían de esas consciencias complejas e interesantes que se esmeraban en descrifarme, invitandome un café al día subsiguiente. El día siguiente lo seguíamos viviendo.

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