LXXII
Oh, no sea que el mundo a ti cuenta te pida
de que don vivió en mí para guardarme amor
trás de mi muerte, amor, tú todo olvida,
pues nada en mi podrás probar de algún valor
CXXX
los ojos de mi dama brillan mucho menos
que el sol; más que sus labios roja es la cereza;
¿la nieve es blanca?: pues sus pechos son morenos,
y si hebras son, son negras las de su cabeza
(sonetos de marzo... recorridos de mañanas heladas.. no lo olvides clementina) - Shakespeare -
