abril 21, 2006

-apertura-

Devorando el tiempo él sincera con sus pensamientos, y sus actos se vuelven transparentes. Camina con un poco de más de altura, para sumarse a las ironías de la tristeza. La ofuscación no desaparece, sin embargo, es la misma que le alienta a una cierta clandestinidad con la monotonía del desequilibrio. Avergonzante pero real, su verdad, mi vergüenza, mi vicio.

Él palpa y huele los insidiosos momentos que reaparecen, una y otra vez, contradictoriamente con ellos la luz que oscurecen sus propios pies, con una nitidez desgarradora. Tendré, por esta vez, que explotar por él. Ahora yo escogeré mis enemigos.

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